La vida es un fenómeno complejo, que requiere muchos y precisos equilibrios.
Sabemos que el carbono es un elemento básico para la vida. La nebulosa a partir de la que se formaron la Tierra y demás cuerpos del sistema solar contenía cierta proporción de carbono.
Cuando se condensó nuestro planeta incorporó parte de éste. Los volcanes y fumarolas emiten carbono procedente del interior en forma de CO2., que en parte es fijado por las plantas y bacterias fotosíntéticas, pasando al resto de las cadenas tróficas de la biosfera.
Durante el origen del sistema solar el agua no pudo condensarse en órbitas cercanas al Sol, ya que las temperaturas eran muy elevadas. Lo más probable es que en la Tierra cayeron multitud de asteroides y cometas procedentes de lugares más lejanos que la órbita de Marte que contenían agua en estado sólido, agua que se incorporó al planeta en formación dando lugar a la hidrosfera primitiva.
El escenario en que surge la vida en la Tierra está bastante bien definido:
* Un interior muy caliente, con un vulcanismo submarino muy intenso.
* Una atmósfera densa sin oxígeno, en un planeta oceánico.
Por eso, la vida lo hubiese tenido difícil para prosperar de no estar protegida por un gran espesor de agua.
Esther Montero.
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