lunes, 18 de abril de 2016

Salud y enfermedad

El concepto de salud, ha sido a lo largo de la historia, el fruto del pensamiento y de los criterios empíricos y científicos dominantes en cada momento, de las culturas, del sistema social y del nivel de conocimientos y, en general, asociado, por oposición, al concepto de enfermedad:
“La salud es la ausencia de enfermedad”; “la enfermedad consiste en la alteración de la salud”, cayendo en una indefinición que se ha mantenido hasta hace relativamente poco tiempo. Los limites entre los términos salud - enfermedad no siempre son obvios y de hecho las concepciones mas integrales tratan de superar esta dicotomía.
En el pensamiento medico a través de la historia han existido dos grandes corrientes que nos recuerda el remoto culto diferencial de Higia (diosa de la salud), contra el de Escolapio (dios de la enfermedad). Ese pensamiento primitivo mágico-religioso centrado en la creencia de que la enfermedad era un castigo divino, se ha mantenido durante mucho tiempo y todavía persiste en algunas comunidades de África, Asia, Australia y América.
El primer cambio conceptual tuvo lugar en las antiguas culturas de Egipto y Mesopotamia, en las que se pasó del sentido mágico-religioso a un desarrollo de la higiene personal y pública. En la antigua civilización hebrea, la Ley Mosaica contiene uno de los primeros códigos sanitarios de la humanidad, prescribiendo ordenamientos estrictos en materia de sexualidad, higiene personal, alimentación y prevención de enfermedades transmisibles, algunos de los cuales siguen vigentes hoy día.
Hipócrates, padre de la Medicina, en el 450 a.C. ya advirtió que las enfermedades “divinas” no eran tales y solo se las llamaba así porque no se entendían, resultaban extrañas. En el Corpus Hippocraticum recogió que las causas o determinantes de enfermar podían ser:
          internas (raza, temperatura, sexo y edad), lo que hoy se denomina marcadores de riesgo y se incluyen en los determinantes genético-biológicos, y
          externas (mala alimentación, aire corrompido, traumatismos, parásitos, animales, intemperancias térmicas, venenos, etc.), que hoy se clasificarían como factores de riesgo y formarían parte de los determinantes medioambientales y de los estilos

Galeno (130-200 d.C.) dividía las causas productoras de enfermedad en:
          externas o mediatas, (trastornos alimentarios, sexuales o emocionales, exceso de trabajo, calor, frio, veneno etc.)
          Internas o dispositivos (edad, sexo, constitución etc.).-
          y conjuntas o inmediatas, que serían el resultado de la acción de la primera sobre la segunda.

El pueblo romano aplicó sus conocimientos urbanísticos a la salud pública construyendo grandes acueductos para el abastecimiento de aguas y también para el alejamiento de las residuales, siendo la Cloaca Máxima una evidencia actual de tales actuaciones.
En la Edad Media, cuando aparecen las escuelas monásticas, en la Escuela de Salermo se enseña la medicina hipocrática. Se elaboró un volumen que contenía numerosos consejos sobre higiene. Este sentido higienista de la salud se ha mantenido hasta hace unas décadas.
El esplendor de la época renacentista tiene también su manifestación en el campo de la promoción de la salud introduciéndose ideas innovadoras que propiciaron grandes avances en esta materia.
Más tarde, en 1763, Karl Linneo propuso una clasificación más científica de las enfermedades en su Genera morborum, (1763), donde recogía en total 11 tipos de ellas agrupadas, a su vez en dos casuísticas: con fiebre y sin fiebre.
También a finales del siglo XVIII, en su obra Política Sanitaria, Joan Peter Frank, describe toda una serie de determinantes que producirían la conservación o la perdida de la salud, y afirma que la “miseria del pueblo es la causa de la enfermedad”, con lo que destaca el papel de la pobreza como causa principal de enfermar.
Durante el siglo XIX, la presencia del pensamiento médico en polémicas de tipo filosófico o político han desaparecido un poco, debido entre otras cosas a que en el siglo XIX, se institucionalizó una explicación unicausal de la enfermedad de origen externo; que fue hegemónico e indiscutida por mucho tiempo, que explicó muchos fenómenos, y que contribuyó a conseguir importantes logros en la lucha contra la enfermedad, como lo evidencian los logros de Pasteur y Koch.

Stampar (1945) aportó el cambio conceptual más importante con su definición de la salud, como el completo bienestar físico, psíquico y social, y no sólo por la ausencia de enfermedad o achaque, recogida en la Carta Fundacional de la OMS, en 1948
En los años ’50 se critican algunos aspectos de esta definición considerando que equiparar bienestar a salud, es utópico, pues rara vez o nunca se alcanzara el “completo” bienestar físico, mental y social; tachando la definición de estática y subjetiva.
Milton Terry con el fin de corregir parte de los defectos detectados sugiere: que “hay distintos grados de salud, como los hay de la enfermedad” y afirma que la salud tendría dos polos: Uno subjetivo, la “sensación de bienestar”, y otro objetivo y mensurable, “la capacidad de funcionamiento”, detectable en distintos grados. Así define la salud como: Un estado de bienestar físico, mental y social con capacidad de funcionamiento, y no solo la ausencia de enfermedad. Esta definición supone un concepto de la salud más operativo, pues suprime el término “completo” elimina la utopía de la definición de Stampar, mantiene el bienestar, y añade la capacidad de funcionamiento (capacidad de trabajar, estudiar, gozar de la vida, etc.), introduciendo la posibilidad de medir el grado de salud. Este autor pasa de un concepto estático de salud a uno dinámico estableciendo el carácter continuo en el Proceso Salud - Enfermedad, en el cual:
          la enfermedad ocuparía el polo negativo y en cuyo extremo estaría la muerte.
          la salud el polo positivo en cuyo extremo se situaría el óptimo posible
          en el centro habría una zona neutra donde sería imposible separar lo normal de lo patológico, pues ambos coexisten.
          entre uno como en otro polo, habrán gradaciones de salud o enfermedad.

La mayor parte de los autores coinciden en señalar la importancia de la situación de equilibrio entre el individuo y el medio, siendo Wyllie quien mejor adapta y resume las definiciones anteriores enunciando que la salud es el continuo y perfecto ajuste del hombre a su medio ambiente. La enfermedad, por el contrario, es el continuo y perfecto desajuste del hombre a su medio ambiente

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